Olvidaremos todo lo que nos enseñan a la fuerza, y solo nos acordaremos de lo que aprendemos por nosotros mismos. Simplemente por el mero hecho de no seguir las reglas, de cambiar el curso de tu propia vida y, en consecuencia, la de tu entorno en general.
Es como cuando sales a la calle y no cruzas por el paso de cebra (imagínatelo, es una simple tontería,) sino a uno o dos metros de éste, claro, infringes las normas, te pueden poner una multa, te pueden atropellar, pero, a veces el arriesgarte, te llena. Aunque a mi, personalmente, lo que más me llena, es que reconozcan mi trabajo. Piensa en tí mismo/a, confía solo en quien quieres y en quien te quiera, y olvida a quien te hiere o engaña. Recuerda, ama a quien te ama, y no a quien te llena de ilusión.
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